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Katy Perry: Pecadora “pin-up”

Publicado: 2012-04-10

Por Sergio Paz Murga

La primera vez que el mundo escuchó a Katy Perry fue con la canción “I kissed a girl” en mayo del 2008. Era un éxito abrumador en las emisoras y todos querían saber más de esta espectacular morena que se atrevía a desafiar a sus blondas e insípidas competencias.

Ella era completamente distinta a lo que el mercado ofrecía en ese momento. Era fresca, pero no hueca. Sexy, pero no despampanante. Divertida, pero no intrascendente. Controvertida, pero no una reformadora social.

Su canción no llamaba a la reflexión, ni a la discusión. Solo era la narración de una aventurilla con otra mujer, las dudas y exploraciones que tienen los adolescentes –y uno que otro adulto– en su camino a la definición sexual, y que muchas veces se esconden por temor al juicio y la sentencia pública.

Perry proclamaba abiertamente que había besado a una mujer… ¡y que le había gustado! Punto. Nada de moralejas per se. Pronto la canción, el primer sencillo de su álbum “One of the boys”, se convirtió en un himno para los jóvenes y un dolor de cabeza para los padres.

El hit desató la furia de los grupos conservadores en EEUU, la mayoría vinculados a los cánones hipócritas y cucufatos del Partido Republicano, que tildaron a “I kissed a girl” de un ejemplo claro de la decadencia moral que “amenazaba” al país.

Pero los que más se enfadaron con Perry fueron los grupos cristianos que dijeron sentirse defraudados y dolidos por su actuación. Y es que antes de convertirse en una estrella pop de la música mundial, Katy había sido una devota y obediente oveja de la iglesia presbiteriana, hija de dos pastores.

La música, que siempre fue una protagonista en su familia, era usada solo para alabar a Dios y el Espíritu Santo. Su primer disco titulado “Katy Hudson” –su nombre verdadero– fue lanzado en el 2001 y contenía solo canciones gospel de alabanza.

Una experiencia que a ella le gustó porque la introdujo en la industria musical pero de la que no se siente ciento por ciento orgullosa. “Mi perspectiva de la música era estricta y cerrada. Obviamente tenía que ver con la iglesia”, señaló en su momento Katy.

Un mundo secular

En el 2005, tras varios intentos frustrados, Katy firmó con Capitol Records y adoptó el apellido de soltera de su madre pues Hudson hacía recordar a la actriz Kate Hudson.

Desde un comienzo, ella supo que debía de alejarse de sus raíces religiosas y entrar de lleno en un mundo más secular y eso es lo que reflejan sus dos álbumes de estudio: “One of the boys” y “Teenage Dream”. Ambos con visiones descarnadas de la vida, con toques de dramatismo juvenil pero también con mucha picardía y relajo adulto.

Singles como “Hot & Cold”, “Wake up in Vegas” y “Thinking of you” –de su primera placa– dominaron las listas en EEUU, pero fue su segundo disco el que conquistó el mundo.

“Teenage Dream” logró colocar a Perry como la primera mujer en la historia de la música en posicionar cinco canciones de un solo álbum en el número uno de la revista Billboard.

Los críticos quedaron impresionados y muchos reconocieron que se habían equivocado: Ella era más que una moda pasajera, aunque siempre le insisten que, al tener una voz clara y potente, podría llevar su talento hacia nuevos senderos.

Una imagen diferente

Una de las cosas que se valora de Katy Perry es su preocupación por mantener una imagen diferente a la de sus colegas de la industria, preocupadas por transmitir su madurez personal –más no musical– a través de la explotación de su sexualidad. Una mala costumbre que comenzó Madona y que siguieron Britney Spears, Christina Aguilera, entre otras.

Por el contrario, Perry no ha explotado la desnudez para vender discos. A lo mucho, en un comienzo se le criticó por apelar al discurso de la ambigüedad sexual por su canción “I kissed a girl”, pero fue flor de un día. Ella prefiere, eso sí, explotar su sensualidad con look sobrio –aunque cáustico algunas veces– de la época de los treinta.

“Me encanta el glamour de esos años, es como si hubiera vivido en esa época”, dijo a la revista Rolling Stone, que la calificó la “pin-up” del siglo XXI.

En algún momento la revista Maxim la eligió “la mujer más sexy del planeta”, pero ella solo atinó a decir que estaba feliz, aunque no se lo tomaba en serio.

Hoy Katy Perry está revisando canciones para lo que será su tercer álbum “secular” y “pagano”, pero quiere tomarse las cosas con calma y descansar de su última gira mundial.

“Sé que ustedes quieren un nuevo disco, pero tengo que vivir un poco para que todas las canciones sean algo que valga la pena escuchar”, dijo recientemente.

Perry también aprovecharía para superar su reciente divorcio del actor británico Ruseel Brand quien se cansó del ritmo agitado y libertino de su ex mujer. “Parece que a ella le gustan solo dos cosas: la fiestas y vender discos”, dijo una vez. Ella se ha abstenido de responderle aunque, de vez en cuando, lanza una sonrisa cómplice que confirma que está viviendo su vida a mil por hora.


Escrito por

mundomula

Sergio Paz Murga, profesor y periodista. Tengo una curiosidad infinita por lo que pasa en el mundo.


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